El 18 de julio de 1976, durante los Juegos Olímpicos celebrados en
Montreal, tuvo lugar un acontecimiento que jamás había sucedido en la
historia de la gimnasia olímpica. Ese día, una atleta rumana de
sólo catorce años, llamada Nadia Comaneci,
consiguió un 10 de valoración en un ejercicio de barras asimétricas. En
aquel momento dio comienzo la leyenda de la que todavía hoy día es
considerada por muchos como la mejor gimnasta de todos los tiempos.
PRIMEROS TRIUNFOS
Nadia Comaneci nació en Onesti (Rumania), una ciudad de tamaño medio
situada al pie de la cordillera de los Cárpatos, el 12 de noviembre de
1961. De familia humilde, su padre era mecánico y su madre trabajaba en
una oficina. A la edad de seis años, como tantas otras niñas rumanas,
comenzó a practicar la gimnasia y en su debut como atleta, en el primer
Campeonato Nacional Infantil, quedó tercera. Sin embargo, al año
siguiente, la pequeña Nadia ya ganó todas las competiciones nacionales
en las que participó, convirtiéndose en la primera gimnasta de su país.
En estos momentos ya entrenaba entre cinco y seis horas diarias.
Además de poseer unas innatas condiciones extraordinarias para la
gimnasia deportiva, Nadia ya mostraba una disciplina de hierro, una
capacidad de trabajo excepcional, además de una enorme ambición por ser
la número uno. No resultó extraño, por tanto, que fuera reclutada por el
prestigioso entrenador Bela Karoly quien, junto con su esposa Marta,
eran considerados los preparadores más célebres del país, siendo
responsables por aquel entonces del equipo nacional de Rumanía.
En 1971, la joven Nadia obtiene su primer triunfo internacional en
la Copa de la Amistad en Bulgaria. Será al año siguiente, sin embargo,
cuando los técnicos de todo el mundo se fijen en ella al conseguir dos
medallas de oro en la Copa de las esperanzas olímpicas, en Sofía, y con
sólo once años. Ello provocó que, promovido por los soviéticos, se
impidiese la participación de Comaneci en varias competiciones, con la
disculpa de la edad.
RIVALIDAD CON LAS SOVIÉTICAS
En 1975, a los trece años, Nadia apabulló a las soviéticas en la prueba
individual de los Campeonatos de Europa celebrado en Skien, Noruega,
ganando tres medallas de oro y una de plata. Hay que recordar que, desde
el fin de la segunda guerra mundial, Rumanía había pasado a ser un país
satélite de la entonces todopoderosa U.R.S.S. y no estaba nada bien
visto desde Moscú que un atleta no soviética destacara tanto y con tanta
diferencia de las gimnastas “oficiales” del régimen. Este hecho provocó
más de un problema con Nadia y su equipo a lo largo de su carrera.
Las anteriores victorias, además de la que consiguió en el Torneo de
Campeones de Londres, hicieron que llegara a los Juegos Olímpicos de
Montreal como ligera favorita. El año finalizó con la elección de Nadia
como atleta del año por la Associated Press.
EL HADA DE MONTREAL
En los Juegos Olímpicos de Montreal 76, Nadia Comaneci se ganó el
corazón y la admiración de todos los espectadores, incluso de aquellos
que no se habían interesado nunca por la gimnasia deportiva. La volátil y
graciosa figura de aquella jovencita de dulce rostro, volando
literalmente sobre los aparatos, no sólo cautivó a la gente, sino que
sirvió también para demostrar que la gimnasia no es una ecuación que se
reduce a fuerza, potencia y velocidad. Lo que la gente entonces
contemplaba asombrada era también ligereza, equilibrio y armonía.
Se dio la anécdota de que, dado que el marcador electrónico no estaba
preparado para valorar un 10, tanto Nadia como su entrenador y el resto
del equipo, creyeron por un momento que la gimnasta había conseguido la
peor nota posible después de haber finalizado el ejercicio de barras
asimétricas.
Sobre la barra de equilibrio, Nadia recolectó tres dieces después de
unos saltos mortales totalmente desconocidos e innovadores para la
época. En las barras asimétricas anotó dos notas máximas más, en la
competición individual y por equipo. A pesar de tantos triunfos, la
gimnasta rumana jamás permitía que su rostro mostrara demasiada alegría o
satisfacción.
En la competición individual fue primera con más de 0,600 puntos de
ventaja sobre la segunda. Con el equipo rumano fue medalla de plata.
También fue medalla de oro en barra de equilibrio y en asimétricas,
bronce en suelo y cuarta en salto. Fue la medallista más joven de toda
la historia de los Juegos, ya que ganó su primera medalla de oro a los
catorce años. La joven gimnasta rumana se convirtió así en la novia de
Montreal.
RETORNO TRIUNFAL Y CAMBIOS
Cuando regresó a Bucarest, el dictador Nicolas Ceaucescu le dispensó un
recibimiento apoteósico, digno de una gloria nacional pues hizo imprimir
tarjetas postales con su cara y la nombró "héroe del trabajo
socialista". Además, le regaló un pequeño Fiat, un chalet y una
asignación mensual de 500 dólares. Su cuerpo, como no podía ser de otra
forma, se fue transformando. Nadia cada vez soportaba peor el
entrenamiento. Comía demasiado, ganaba peso y perdía flexibilidad. De
esta manera, cuando en 1978 se presentó en los Campeonatos del Mundo,
era ya una mujer con un problema prioritario: lograr mantener a toda
costa su cuerpo de niña. Unicamente obtuvo el título en la barra de
equilibrio. Sin embargo, va a conseguir en este periodo algo que todavía
nadie había conseguido: ganar tres campeonatos de Europa consecutivos.
En los Juegos de Moscú 80 todavía consiguió la medalla de oro en la
barra de equilibrio y la de plata en el ejercicio individual, en el
concurso por equipos y en los ejercicios de suelo. Se suele afirmar que
la parcialidad de los jueces soviéticos le privó de más medallas, aunque
en las barras asimétricas se precipitó contra el suelo. Nadia dijo
adiós a la gimnasia en 1981, logrando el título por equipos y absoluto
en el Campeonato Mundial Universitario.
RETIRADA
Tras su retirada, Nadia continúa su vida en su chalet de Bucarest con su
madre y su hermano, pues sus padres hacía tiempo que se habían
divorciado. Sólo sale de casa para asistir a las fiestas de los
Ceaucescu, e inevitablemente va a parar a los brazos de Nicu, hijo
menor del dictador y "play-boy" oficial del régimen. Con él mantiene
una relación tormentosa y turbulenta, en la que parece ser que la
golpeaba a menudo.
En 1989 conocerá a Constantin Panait, un rumano que
vivía en Florida, y se enamora de él. Protagonizan una fuga rocambolesca
tras cruzar a pie la frontera con Hungría y pedir asilo en la embajada
de Estados Unidos. Aquello supuso un golpe para el régimen comunista
rumano.
Una vez en el país norteamericano, Panait vuelve con su mujer y sus
hijos, y Nadia se traslada a Montreal, donde vivió durante un año.
Finalmente se traslada a Oklahoma, Estados Unidos, con su nueva pareja, el también gimnasta Bart Conner,
con el que funda y promueve una escuela de gimnasia que lleva el nombre
del estadounidense, con mil alumnos y treinta y cinco entrenadores. En
noviembre de 1994, cinco años después de su huida, Nadia regresó de
visita a su país. En marzo de 2000 fue declarada mejor gimnasta femenina
del siglo XX por la Federación Internacional de Gimnasia.
EN LA ACTUALIDAD
Actualmente continúa vinculada con el mundo de la gimnasia mientras se
ocupa de diversas obras de caridad en todo el mundo. Ella y su esposo
son propietarios de la Academia Conner de Gimnasia, la Compañía para Producir el 10 Perfecto y de algunas tiendas de material deportivo. Ambos publican la International Gymnast Magazine (
Revista Internacional de Gimnasia).
Nadia Comaneci es vicepresidenta del Consejo de Dirección de Olimpíadas
Especiales, Presidenta de Honor de la Federación Rumana de Gimnasia,
Presidenta Honorífica del Comité Olímpico Rumano, Embajadora de Deportes
de Rumania, vicepresidenta del consejo de Dirección de la Asociación
para la Distrofia Muscular y miembro de la Fundación de la Federación
Internacional de Gimnasia. Ha recibido dos veces la condecoración de la
Orden Olímpica de manos del Comité Olímpico Internacional, y ha puesto
en marcha en Bucarest una clínica de misericordia para ayudar a los
niños huérfanos.
En diciembre de 2003 salió a la luz su primer libro, Cartas a una gimnasta joven. Fue
comentarista para la cadena Televisa de México en la retransmisión
de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012. En
febrero de 2006, tras diez años de matrimonio, anuncia que está
embarazada y que va a tener su primer hijo. El niño, nacido en junio, se
llama Dylan Paul. Nadia Comaneci continúa viviendo en
Estados Unidos. Recientemente se publicó un documental en el que
confiesa que en su pasado, muchas personas abusaron de ella con la
condición de seguirla apoyando en su carrera como gimnasta.
Nadia Comaneci en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976
Fuentes:
http://www.historiadeldeporte.es/pages/leyendas/comaneci.php http://es.wikipedia.org/wiki/Nadia_Com%C4%83neci
http://www.mundodeportivo.com/20130208/nadia-comaneci-el-hada-de-montreal_54358355714.html#ixzz2RmOFhNvD